Sabes que hábitos saludables, como mantener una adecuada hidratación, pueden ayudarte a sentirte mejor y mejorar tu salud en general. Quizás hayas intentado configurar alarmas para recordarte beber, o empezaste a usar una nueva y lujosa botella de agua, o incluso lo agregaste a tu lista diaria de tareas. Tal vez tu casa esté llena de notas adhesivas recordándote el valor de la hidratación: desde una digestión más fácil hasta un aumento de energía.
Sin embargo, incluso con todas tus buenas intenciones, la tarea de crear incluso la rutina más beneficiosa y algo aparentemente simple como beber más agua puede parecer abrumadora y llena de oportunidades para el fracaso. En el primer paso en falso, te sientes desanimado, seguro de que no eres como otras personas que logran crear un hábito para toda la vida en solo 21 días (¿y quién no ha intentado eso?). No seas tan duro contigo mismo. En lugar de eso, culpa al pensamiento de todo o nada, que a menudo se señala como la piedra angular de la construcción de hábitos. En su libro "Hábitos Atómicos: Una Manera Fácil y Comprobada de Construir Buenos Hábitos y Romper Malos", el autor James Clear desafía esa creencia de larga data y describe cómo la trayectoria de tu vida puede cambiar radicalmente mediante pequeños cambios realizables en tus rutinas diarias. Inspirados por sus palabras, estamos explorando tres maneras de hacer que tus nuevos hábitos perduren